El CNAE es un sistema de clasificación que organiza actividades económicas en España. Esta clasificación es fundamental para múltiples aspectos, desde la determinación de tipos de cotización en la seguridad social, hasta la aplicación, en función de la actividad, del convenio colectivo, así como impuestos, subvenciones o estadísticas económicas.

Los cambios tecnológicos y nuevos modelos de negocios con actividades más especificas han sido resultado de una profunda revisión de divisiones, grupos y subgrupos para reflejar mejor la realidad empresarial actual; situación que ha conllevado a un nuevo modelo de CNAE del 2025 aprobado mediante el Real Decreto 10/2025 y publicado en el BOE el 15 de Enero, reemplazando así a la antigua clasificación del 2009.

Pero, ¿Qué implica este cambio para las empresas y los autónomos y cuál es la responsabilidad de los asesores en todos estos cambios?

A efectos prácticos, todas las personas físicas y jurídicas deben revisar y actualizar su código de CNAE antes del 30 de junio de 2025, comunicándolo a la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) a través de su sede electrónica; aunque en muchos casos el código se mantendrá igual, requiere una revisión formal y exhaustiva y, en caso necesario, la modificación administrativa correspondiente.

Una vez más, los asesores, ante todos estos cambios, jugamos un papel importante, ya que somos los que gestionamos estos trámites y orientamos a las empresas sobre cuál es el código adecuado  en función de la actividad por  lo que la carga de trabajo se vuelve a ampliar notablemente como ya ocurrió con las comunicaciones de información de empresas y autónomos del RD 504/2022, exponiéndonos a nuevas responsabilidades y que la administración es incapaz de asumir como son:

  • La revisión exhaustiva de la actividad económica del cliente; no basta con aplicar el mismo código anterior. En muchos casos, la descripción de la actividad ha cambiado o ha sido desglosado en varios subgrupos, por lo tanto, debemos analizar al detalle la actividad actual del cliente, contrastarla con la nueva clasificación y determinar el epígrafe correcto, lo que requiere una reunión previa con el cliente ya que muchos clientes, sobre todo autónomos y microempresas, desconocen este cambio y no saben cómo actuar. Los asesores, somos ahora el principal punto de información, lo que implica revisar cada actividad de cada cliente y determinar el código a aplicar revisando todos los escenarios posibles.
  • Actualización documental y comunicación con la TGSS; una vez determinado el nuevo código; debemos actualizar y realizar el trámite a través de los canales habilitados por la seguridad social. En los casos de sociedades también podría requerirse actualizar el objeto social si este ha quedado obsoleto respecto al nuevo CNAE lo que conlleva modificaciones en estatutos.
  • Impacto en cotizaciones y primas de accidentes; el CNAE está vinculado directamente al tipo de cotización por contingencias profesionales, por lo que si el nuevo código implica mayor riesgo laboral la prima que paga la empresa puede aumentar. En caso de errores o retrasos en la actualización, la TGSS podría aplicar recargos por lo que la correcta identificación es clave para gestionar los costes laborales.
  • Riesgo de responsabilidad profesional; un error puede derivar en consecuencias fiscales, laborales o incluso legales lo que nos coloca en una posición delicada y en caso de perjuicios, el cliente podría exigir compensaciones. Este riesgo conlleva a que los despachos revisen sus pólizas de seguros para asegurarse de estar cubiertos.

Como aspecto positivo cabe señalar que, aprovechando esta nueva revisión, se pueden detectar incoherencias entre el objeto social y la actividad, con lo cual es una buena oportunidad para ofrecer valor añadido al cliente lo cual nuestro papel ya no sería solo reactivo, sino también estratégico, guiando a las empresas en la adecuación de su estructura laboral y cotizaciones según el nuevo código.

La nueva clasificación, también obliga a los asesores a formarse rápidamente con lo que dominar el CNAE 2025 y sus implicaciones permite a los asesores diferenciarse frente a la competencia. La complejidad del cambio, unida a la necesidad de actualizar el CNAE en la seguridad social y en otros registros oficiales, genera una fuerte dependencia en las empresas hacia sus asesores.

Muchos negocios, especialmente pymes y autónomos, no tienen claro en que consiste esta nueva clasificación ni cómo puede afectar a sus cotizaciones, convenios aplicables e incluso a sus obligaciones fiscales, por tanto, recurren a los profesionales como figuras de confianza para resolver este proceso de forma segura y eficaz. Esta necesidad aunque incrementa el volumen de trabajo, puede abrir la puerta a la fidelización con el cliente.

En conclusión

El cambio de CNAE 2025 es más que una simple reestructuración de códigos; representa una actualización profunda del marco económico y normativo en el que se mueven tanto autónomos como empresas.

Los efectos de este cambio se proyectan directamente sobre el ámbito de la gestión laboral, pudiendo afectar desde la reclasificación de los convenios, hasta la revisión de las cotizaciones sociales y la adecuación de nuevas actividades emergentes.

En este contexto y ante dichos efectos, no solo nos convertimos en meros tramitadores, sino que somos los responsables y agentes clave de que la gestión sea la correcta lo que implica dedicar tiempo y recursos a una tarea que “a priori” podría asumir la administración.

Eduardo Belenguer Navarro
Colaborador Área  laboral

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